Como les conté en el post Nº 3, titulado: “Quién soy” nací, me crié y viví durante 30 años en un pequeño pueblo del sudeste de la provincia de Bs As: EL PERDIDO, Estación José a Guisasola. Viendo el video que compartió Analía, a través de facebook sentí la nostalgia de los tiempos que pasaron y que ya no regresarán y la alegría de los recuerdos, de los recuerdos que son “AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS” (como se titula el video) que nos dejan huellas grabadas en lo más profundo de nuestro ser y que es bueno que los asimilemos como un alimento espiritual necesario y revitalizador.
Así, a medida que va pasando el video, vienen a mi memoria:
► Aquellas tardecitas dominicales en que nos poníamos los mejores atuendos para ir a la estación porque pasaba el tren, deleitándonos con la música que inundaba el pueblo, puesta por Don Larsen. De ahí íbamos a la tertulia en lo de Trini o en el Club Progreso. A veces eran con orquesta, se destacaba la de Pocho Martínez, o sino con tocadiscos, se armaba el baile.
► Las Fiestas Patrias: temprano a las 7 comenzaban las salvas de bombas, con 21 cañonazos, luego el acto en la escuela de ahí todos a la plaza a disfrutar de las carreras de sortijas, el palo enjabonado, las carreras de embolsados. Por la tarde en el campo de mi papá las carreras cuadreras y para culminar, en el Club Atlético y Recreativo Progreso, gran baile familiar con alguna orquesta importante.
► La época de cosecha, en que aumentaba la población porque venía gente del interior y para las fiestas de fin de año, los jóvenes acostumbraban a brindar serenatas a las chicas, así que nos acostábamos y no dormíamos para escucharlas, no veíamos al serenatero porque era el papá quién salía con la botella de sidra y agradecía la misma. En una oportunidad un joven cosechero, que no era del pueblo, me cantó una bella canción, la que me dedicó. No pude saber quien fue, con el tiempo me enteré que había sido escrita por él especialmente para mí.
► Allá por los años 65, un grupo de jóvenes, entre los que me incluyo, integramos la subcomisión de fiestas del Club Progreso, algunos de ellos ya partieron de este mundo como Jorge Pedersen, Kiti Cornejo, Jorge Lopetegui, Pepe Avello. Trabajábamos con entusiasmo, nuestro objetivo era reabrir el cine y lo logramos. Para recaudar fondos y brindar espectáculos que deleiten al público llegamos a traer artistas de la talla de Alberto Castillo, Rosana Falasca, Los Chalchaleros, etc.
► Los partidos de fútbol, seguíamos a Progreso para donde le tocara jugar, íbamos en caravana, familias completas, a Aparicio, a Dorrego, a Monte Hermoso. Una hinchada apasionada que alentaba a los jugadores ganaran o perdieran.
► Las Kermeses de la Escuela Nº4. Se había retirado la Directora y designan para ese cargo a la maestra de mayor puntaje: Estrella Camino, ella nos dice al resto de las docentes que aceptaba si todas le ayudábamos, porque estaba la escuela con muchas falencias especialmente edilicias, todas nos comprometimos y comenzamos la tarea. Mi papá asume como presidente de cooperadora y trabajamos con dedicación exclusiva, no nos interesaba el horario ni feriados. Preparábamos distintos espectáculos, algunos en la escuela y otros en el club. En una oportunidad, con Edda Vallejos, pedimos el jeep a un amigo, disfrazamos a un grupo de alumnos, entre ellos mi hermano, y salimos por los pueblos a hacer propaganda.
Para atraer a los padres, tratando que se acerquen más a la escuela, organizábamos reuniones donde se realizaban diferentes actividades, juegos, les servíamos el te y así se logró una importante concurrencia de padres.
Como dice el video, hoy El Perdido parece dormido; pero sigue vivo en el corazón de todos aquellos que una vez caminamos por sus calles, paseamos por su plaza, soñamos con el príncipe que llegaría a bordo de ese tren que pasaba cada domingo.
Por esos azares de la vida, me encuentro hoy muy lejos de mi pago, distante de su faz, perdida en un mar de nostalgias, con el acuciante deseo de ser mago para volver al punto de partida.
Fotos: Cristian Corral
